MI PINAR

Cuando en tu ramaje empieza

el silencio a dormitar,

¡qué bien rimas, buen pinar!

con mi entrañada tristeza.

   Cuando fulgores divinos

asaetean la tarde,

¡con qué resplandores arde

el cobre de tus mil pinos!

   ¡Qué bien lucen en el cielo,

en tus erguidas pinadas,

las mil agujas clavadas,

en el azul terciopelo!

   Serio pinar, sin estruendo

con el silencio por arte,

tan sólo con escucharte,

sin hablarme tú, yo aprendo.

   Pues me invitas, pinar mío,

con tu silencio discreto

yo te contaré en secreto,

cuitas que a nadie confío.

    Mientras absorto presencio

la paz del pinar dormido,

detrás de un tronco escondido

un pico, pica el silencio.

Autor:  Angel-Luis González Copiado del programa de festejos de 1994